Patrimonio de la humanidad: no tocar. Eso dice el rótulo de la esfera instalada recientemente en el Museo Comunitario de Boruca. NO TOCAR, ¿por qué no tocar? Si es piedra, si está sana, si está al alcance de la mano.
NO TOCAR, ¿por qué es patrimonio de la humanidad? Esta esfera no lo es. Es una esfera sin contexto, sin datos de procedencia, que ha sido colocada ahí como préstamo del Museo Nacional de Costa Rica.
Primero el NO TOCAR. El objeto como símbolo. Como símbolo de la visión patrimonialista, como ejemplo del estigma del objeto de museo separado de la gente.
Y ¿por qué esta esfera no tiene el rótulo de: NO TOCAR: Patrimonio de la humanidad? Debería de tenerlo, pienso yo. Ésta SÍ es patrimonio de la humanidad; es la esfera del sitio El Silencio, la más grande de todas, la de las casi 20 toneladas.
Y ¿por qué no le ponemos el rótulo de SI TOCAR: patrimonio de la humanidad? Y más aún, ¿por qué no la tocan los especialistas? ¿por qué parece que no hayan manos que la toquen, que la cuiden, que la protejan del sol, de la lluvia, de las crueles condiciones ambientales que la están destruyendo?
Una mano posada en una esfera no hace daño. Ni dos ni tres ni mil si solo se posan en ella, o la abrazan. Lo que hace daño es el abandono, el no sanar grietas, el no proteger cuando se es frágil. Eso si hace daño.
Ojalá alguna mano sabia, o muchas manos sabias, puedan tocar la esfera de El Silencio y alivien su enfermedad. Urgen esas manos expertas, especialmente ahora que es PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.