Mucha gente se pregunta cuántas esferas de piedra de origen precolombino han salido de Costa Rica y dónde están. Desde hace varios años he venido recabando información sobre esto, y tengo algunos datos que pueden responder, aunque sea de manera parcial, a las dos preguntas. Primero es que estas «esferas en el extranjero» son pocas y segundo, casi todas salieron hacia los Estados Unidos de América (USA), aunque también hay unas pocas en Europa.
La documentación que he podido recoger indica que por lo menos cinco esferas voluminosas están en USA, así como otras de pequeño formato que no he podido inventariar del todo. Hoy me centraré en una de ellas, ya que su ubicación actual está relacionada con el desarrollo e historia de la arqueología de Costa Rica.
La esfera a la que me voy a referir se encuentra en Boston, en uno de los jardines del Peabody Museum de Harvard University. Mide unos 109 cm de diámetro («three feet, seven inches«) y fue fabricada en gabro, al igual que la mayoría de las esferas. Su superficie es lisa y un poco lustrosa. Al observarla se nota que ha sido cuidada y que su ubicación por más de 45 años en un clima con fuerte estacionalidad no ha hecho mella en su conservación. Al contrario, está en mucho mejor estado que muchas de sus compatriotas que no salieron de Costa Rica.

¿Cómo llegó esta esfera a la Universidad de Harvard? Sobre esto hay información en documentos que se guardan en el Peabody Museum y en el Museo Nacional de Costa Rica. Son documentos que corresponden a cartas y notas manuscritas de quienes participaron en el proceso, tanto del traslado como a la recepción y emplazamiento de la esfera en su lugar actual
Esta esfera y otra mas fueron trasladadas en 1964 para ser exhibidas en la Feria Mundial de Nueva York de 1964-65. Ambas fueron colocadas en el pabellón de la «Inter-American Highway». (VER NOTA AL FINAL DEL TEXTO)
En esos años, Doris Stone, hija de Samuel Zemurray, presidente y propietario por muchos años de la gran transnacional bananera United Fruit Company (la Compañía Bananera de Costa Rica, en su versión tica), era ama y señora de la arqueología de Costa Rica junto con un grupo de destacados coleccionistas nacionales. Desde los años cuarenta, ella ocupaba un papel preponderante en la arqueología del país. Con la transformación del Cuartel Bellavista en Museo Nacional de Costa Rica en 1949, pasó a ocupar la presidencia de su Junta Administrativa. Desde está posición, y gracias a al poder económico y político que su filiación familiar le otorgaba, se convirtió en una especie de «regente» del patrimonio arqueológico nacional desde esos años hasta buena parte de la década de los setenta del siglo pasado.
Fue decisión suya el envío de las dos esferas, las cuales salieron desde Finca 5 -un importante sitio arqueológico con esferas documentado en los años cuarenta en el Delta del Diquís por ella misma- hacia Golfito y desde ahí en barco hasta Nueva York.

Cuando terminó la Feria Mundial los organizadores solicitaron que se las llevaran y la Sra. Stone gestionó su donación a dos importantes instituciones norteaméricanas. Una se fue para la sede de National Geographic Society en Washington y la otra al Peabody Museum de Harvard University.
Después de algunas peripecias y con una inicial de falta de interés, el Peabody Museum aceptó el regalo que hizo la Sra. Stone. Desde 1966 la esfera está colocada en un lugar distinguido pero discreto dentro de la prestigiosa universidad norteamericana.

En el edifico contiguo, que es la sede del Peabody Museum, se guardan «familiares» de esta esfera en forma de material escultórico, fragmentos cerámicos, fotografías, dibujos y diarios de campo. Todos ellos fueron dejados en este museo por el arqueólogo Samuel K. Lothrop, testigo privilegiado de los sitios con esferas del Delta del Diquís a finales de los años cuarenta. Su libro “The Archaeology of the Diquis Delta” es de consulta obligada para cualquier estudioso de la región.
El Peabody Museum, por lo tanto, no sólo resguarda una esfera, sino también una parte importante del patrimonio documental y una significativa colección de objetos asociados a ellas. Es de lo poco que se conserva después del período de devastación, de los años cuarenta hasta los setenta del siglo pasado, cuando se destruyeron muchos sitios arqueológicos con esferas y cuando la mayoría de ellas fueron removidas sin ningún tipo de control. Por lo tanto, es un material de gran valor científico que ha sido apropiadamente cuidado y catalogado.
Personalmente, he podido ir a estudiar estos materiales y tener acceso a los archivos documentales. Hasta el más pequeño elemento ha sido catalogado y guardado, lo que se puede definir como una bendición en el desolador panorama de la arqueología de las esferas de la segunda mitad del siglo pasado. A pesar de todo, ha sido una suerte que esto se haya conservado ahí.
Las esferas que salieron de Costa Rica el siglo pasado lo hicieron en un contexto en el que la arqueología no existía como profesión en el país, cuando había una legislación muy laxa y cuando los coleccionistas eran los que mandaban. No había en ese momento conciencia sobre la necesidad de investigar, proteger, conservar y poner en valor, en términos sociales, el patrimonio arqueológico. Ahora, pasada la primera decada el siglo XXI sí existe esta conciencia. Ojalá que seamos consecuentes y que nuestras actuaciones nos sitúen en un papel diferente al que tuvieron quienes eran amos y señores cuarenta y cinco años atrás.
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NOTA: Inicialmente escribí que las esferas habían exhibidas en el pabellón de América Central junto con otros objetos precolombinos. Sin embargo, al revisar otra documentación corroboré otra información que tenía en la que se indicaba que habían sido expuestas en el Pabellón de la Inter-Americam Highway. Esto lo sospechaba porque quien tramitó la salida de las esferas desde Costa Rica fue Fernando Madrigal, quien lo hizo a nombre de esta empresa. Corrijo el error inicial
Enlaces de interés.
6 respuestas a “Esferas en el extranjero: el caso de la esfera que se fue para Boston”
¡Qué hisrtoria más interesante! El darle identidad, casi diría «personalidad» a los objetos valiosos del patrimonio, puede que ayude a protegerlos y darles valor.
En este caso, como ha pasado en Grecia o Egipto, se muestra la triste situación del pasado: o estos objetos eran preservados y estudiados en el extranjero, o eran descuidados «en casa».
Ojalá llegue pronto el día en que todos estos tesoros, empezando por las esferas de piedra, puedan tener la máxima protección y el más riguroso estudio y que al mismo tiempo las comunidades donde fueron creadas las tengan cerca y sean parte de su identidad.
¡Adelante con las historias esféricas, Ifigenia!
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Gracias, Roberto!
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Hola, interesante seguir el trayecto de esas esferas y el dibujo de su colocacion parece unico. Se puede saber algo sobre las estatuas de base espiga que acompanaban muchas esferas y que son tipicas de Costa Rica ? Parece que muchas de ellas se fueron del pais y no consigo tener fotos de esas esculturas tan especiales y poco conocidas.
Catherine
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Catherine: Es una lástima que este conjunto de esferas de Finca 5 ya no exista. Del montículo tampoco sabemos nada. Así ha pasado con otros sitios arqueológicos con esferas y esas perdidas son irreparables. Con respecto a las estatuas de base de espiga tengo mucha información porque son parte fundamental de mi tesis de doctorado. El Museo Nacional de Costa Rica tiene la colección más completa que conozco, aunque hay museos fuera de Costa Rica que también tienen ejemplares. Si vas al musée de Quai Branly podrás ver dos o tres piezas expuestas.
En esto días voy a poner un texto con imágenes sobre este tipo de escultura y su relación con las esferas.
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¡Qué tuanis que algo tan representativo para nosotros se encuentre en el exterior! Claro está que me parece una lástima que en nuestro país no se respete tanto este patrimonio como en otros lugares. 😦
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Hola Diana: Impresiona un poco encontrarse una esfera de Costa Rica cubierta de nieve en Boston después de haber visto muchas otras cubiertas de musgos, líquenes, con hormigueros y hasta lagartijas viviendo dentro. No sé. Esta esfera me genera sentimientos contradictorios.
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