Desde hace 14 años vivo en Barcelona y cada año voy a Costa Rica con mi familia. Aunque siempre les digo que vamos a tomar unos días para pasear siempre termino absorbida por mis intereses de investigación y los paseos quedan supeditados a unos pocos días y siempre en dirección al Sur.
Hace seis años decidimos hacer un viaje familiar a Guanacaste, al Pacífico Norte, para no caer en la tentación del Sur. Nada de arqueología, ni esferas, ni piedras, ni nada. Pasear con la familia; ese era el lema, pero … no lo cumplí. No pude hacerlo porque cuando íbamos camino a Playa Panamá pasamos frente al Aeropuerto Internacional de Liberia y vi algo que me llamó la atención. Le pedí a mi esposo que parara el carro y nos devolviéramos para confirmar si lo que había a la entrada del relativamente nuevo aeropuerto era una esfera precolombina.
Había visto esferas en Guancaste pero todas ellas eran imitaciones o piedras redondeadas. Doris Stone escribió una breve nota donde mencionó esferas en la parte Sur de la península de Nicoya, pero no aportó mayores datos. En ninguna de las investigaciones llevadas a cabo por otros arqueólogos hay registros de esferas en esta parte del país. Y, aunque Claude Baudez mencionó el hallazgo de piedras redondas en el sitio Papagayo, lo que en realidad halló eran pequeños guijarros, tal y como lo constaté al revisarlas en el museo de Quai Branly en Paris donde están guardadas. Así que las esferas no fueron usadas por los indígenas del Pacífico Norte, y por eso me llamó la atención esa esfera de gran tamaño en plena vía pública.

Con una rápida mirada me di cuenta que era una esfera precolombina y no un clon hecho de cemento u otro material. Tenía una patina antigua, era muy simétrica, tenía un acabado de superficie fino y el material usado era el gabro, el mismo de la mayoría de esferas del Sur del país. Además, a su lado había una placa conmemorativa que no dejaba lugar a la duda.
En la placa decía que era una esfera procedente de «las llanuras del Río Térraba» , un lugar que se puede interpretar como el Delta del Diquís, y que era una donación de Marjorie y Daniel Oduber.

Por el nombre de los donantes y por el lugar donde estaba tenía que ser precolombina. Daniel Oduber fue presidente de Costa Rica en el período de 1974 al 1978. Fue un destacado líder social-democráta y su partido -Liberación Nacional- ha gobernado en múltiples ocasiones el país. Murió en 1991 y le sobrevive su viuda, Marjorie y un hijo. El matrimonio Oduber, al igual que muchas familias adineradas, tenía como una de sus aficiones el coleccionismo de piezas precolombinas. Gran parte de su colección procede del Pacífico Norte, presuntamente de algunas de sus grandes propiedades donde tenían cuadrillas de trabajadores dedicados a extraer objetos arqueológicos.
Los Oduber han tenido una relación muy estrecha con la provincia de Guanacaste, y el Aeropuerto Internacional de Liberia, construido a finales de los noventa, lleva el nombre del ex-presidente. Quizá por eso, y como muestra de aprecio, su viuda se desprendió de un valioso objeto de su colección -la esfera precolombina- que debió haber dado vistosidad al jardín de alguna de sus casas.
El encuentro con esta esfera cambió un poco los planes familiares. Como una arqueóloga amiga vivía en Liberia y había quedado en pasar a saludarla aproveché para tentarla y que me acompañara a revisar la esfera. Ella aceptó gustosa, y mi familia se fue a la playa. Anayensy, la arqueóloga, tomó su cámara y su carro y nos fuimos muy alegres a ver la esfera.
Por costumbre, y también porque he aprendido que los detalles de las esferas se encuentran caminando alrededor de ellas, viéndolas desde distintas perspectivas y usando el tacto para conocer la textura superficial, fue como nos dimos cuenta que tenía algunos grabados. La luz no era buena y no teníamos el equipo adecuado, por lo que no pudimos identificar lo representado, pero lo importante para el caso fue que fuimos capaces de detectar esos leves bajo-relieves y saber que estaban ahí, sobre la superficie alisada y fina de la esfera.

Otro aspecto importante de la esfera era la presencia de «diaclasas» que son fracturas que sufrió la roca estando en el interior de la corteza terrestre y que se rellenaron con otros materiales. Las esferas con diaclasas tienden a fisurarse y son una de las causas de la ruptura de algunas de ellas. En general, la materia prima que se usó para fabricar esferas no tienen este tipo de problema, lo que muestra criterios de selectividad al escoger la roca.

Comúnmente, las esferas removidas de su lugar original han sido colocadas de acuerdo a los caprichos de sus «dueños». No se han seguido protocolos ni se han tomado medidas para protegerlas ni conservarlas. Pero en el caso de la esfera del Aeropuerto de Liberia me pareció que estaba siendo castigada. Fue puesta en una zona totalmente descubierta, a pleno sol y sin ningún refugio ante la lluvia. Y es que Liberia es una de las zonas más calientes de Costa Rica. A mediodía la temperatura puede sobrepasar los 30 o 35 grados la mayor parte del año. Estas altas temperaturas se mezclan con altas precipitaciones durante unos ocho meses al año.
Quizá la dureza del gabro haga pensar que son indestructibles, pero no es así. En el caso de esta esfera puede que la conjunción de la dureza medio-ambiental, las vibraciones de los aviones y su estructura geológica la estén condenando a una breve vida en Guanacaste.

Quizá alguien se pregunte cómo una esfera del Sur pudo llegar hasta el Norte y y convertirse en un monumento conmemorativo actual. Esta no fue una situación común en tiempos precolombinos porque las esferas eran objetos que no circulaban más allá del Pacífico Sur, salvo casos excepcionales. Su producción era local y para consumo local.
Sin embargo, a lo largo del siglo pasado, especialmente después de los años cincuenta y a partir de la construcción de la Carretera Interamericana y del uso de camiones pesados, las esferas fueron movidas a un ritmo vertiginoso. Una buena parte fue movida dentro de la misma región Sur, y ahí es donde está la mayoría. Otra parte fue trasladada al Valle Central, principalmente a San José, a las casas de familias adineradas o a instituciones públicas. Esto ha provocado que a la fecha más de un 95 % de las esferas conocidas estén fuera de su contexto precolombino y de su lugar original.
Puede que la cifra no asuste a lo amantes de la esfera en-sí-misma, pero esto es una gran tragedia para todos los amantes de la arqueología. Hay menos de 20 esferas en su lugar original y esto constituye un serio problema para su investigación, su conservación y su puesta en valor, especialmente porque gran parte de ellas estén en propiedades privadas y lo dueños de estas propiedades actúan como sus propietarios.
Asimismo, los nuevos usos de este objeto precolombino, como es el caso de la esfera colocada en la entrada del Aeropuerto de Liberia, las sitúan en una situación distinta, y así resulta difícil el trabajo arqueológico. Ahora han adquirido nuevos sentidos, tienen «nuevos propietarios» y nuevos contextos sociales, políticos y económicos.
Unas cuantas de estas esferas tienen vidas privilegiadas; otras no tanto. Y aunque no sientan, ni hablen -porque las esferas no hablan- están vivas. Vivas porque nosotros les damos esa vida, ese sentido y las seguimos usando. Bien o mal, pero las hemos integrado en eso que llamamos patrimonio arqueológico, les hemos dado valor- científico, económico, simbólico, identitario, emocional, entre otros- y porque tenemos una responsabilidad legal y colectiva, ya que son parte del legado histórico y cultural de los pueblos que vivieron antes que nosotros en el territorio costarricense.
Desde 1998, según dice la placa, hay una esfera del Sur en el Norte y supongo que allá ha cobrado un nuevo valor social y es apreciada y motivo de orgullo. Sería lamentable que tan largo viaje no haya tenido sentido y que solo sea una triste piedra redonda que saluda a los turistas que van y vienen del aeropuerto.

12 respuestas a “Sobre una esfera que se fue del Sur al Norte y que ahora vive entre aviones”
Uno de los mejores relatos relativos a las esferas de Costa Rica. Un orgullo para la arqueología.
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Muchas gracias, Enrique.
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Lo mismo desde Helsinki. Muchas felicitaciones y mucha admiración… Como recordarás, arqueología no es mi campo; sin embargo he parcipado en un par conferencias donde la gente de depto. de Arqueología está y me dí cuenta que han conducido excavaciones en Sur América (quizás Perú o Bolivia, no recuerdo). Se me ocurre que quizás a alguien le interese tu trabajo. Tenés un libro publicado, le podés donar una copia a la Biblioteca de la U de Helsinki; si me lo envias yo lo puedo ir a dejar… Seguí escribiendo… s
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Que tristeza en Boruca se vería mejor y la cuidaríamos con el valor que tiene para los indígenas
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Lourdes: El mal-trato que se le ha dado a la mayoría de las esferas de piedra es algo que tiene que ir quedando atrás. Ojalá se logre un cambio y que realmente se dé un cuido y una protección donde las comunidades vinculadas a este patrimonio tengan un papel principal.
Estoy segura que la esfera de Liberia estaría más a gusto en Boruca, con su gente y su buen clima. Saludos.
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Cuánto se aprende con la guía de tu mirada experta. Un placer leerte, Ifigenia.
Ojalá todo lo que publicas sirva para concientizar y movilizar recursos y acciones para proteger el patrimonio arqueológico.
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Es lamentable el saber que el valor arqueologico de estas esferas paso a ser un mero adorno. Y es aun mas lamentable que una persona extranjera le tenga mas afecto a estas esferas que los propios ticos. Esta esfera colocada en el aeropuerto deberia de estar en un museo y no sufriendo las inclemencias del clima.
Muchas gracias por tan solemnes palabras, y gracias por amar tan bonito estudio como es la arqueologia.
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Marilyn: perdón por responder tiempo después a su mensaje y a sus amables palabras. Realmente se sufre al ver el estado de muchas esferas precolombinas. La idea no es que todo esté guardado en un museo , protegidas y escondidas para que no les pase nada. Al contrario, como esculturas públicas que fueron igual deberían seguir siéndolo hoy. El detalle está en la prevención, el cuido constante, el mantenimiento y en corregir decisiones cuando no son acertadas o convenientes.
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Todo se lo han llevado de su lugar de origen, creo que es sumamente importante que estos tesoros heredados por nuestros antepasados se mantengan en su lugar, qué hace una esfera de tan gran valor en Guanacaste y en condiciones tan malas, debería estar en alguna escuela de la zona sur, bajo las adecuadas condiciones.
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Excente aporte. Muchas gracias. Seguiremos luchando porque las esferas regresen a su verdadero hogar… el Sur !
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La felicito por su paciencia de averiguar.Debemos hacer q valer esa pieza que es un hecho que ningún político de Liberia a comprendido ni valorado, esa pieza debe volver a su lugar de origen.
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En realidad tuvieron dos hijos.
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