El pasado 13 de julio murió el Dr. Claude-François Baudez, arqueólogo francés y uno de los “americanistas” mas destacados del siglo pasado.
Conocí brevemente al Dr. Baudez en 1990 en Costa Rica. En ese momento no desarrollamos ninguna relación personal ni profesional. Volví a encontrarlo 19 años después, ya no en el trópico sino en un Paris frío e invernal. Cuando nos reencontramos estaba vestido de manera elegante. Mantenía su brillante calva. Su cuerpo, a pesar de los años, se mantenía delgado y estilizado. Me pareció más simpático y afectuoso que años atrás. Seguro que yo también le parecí más agradable porque después de saludarnos pasamos la mañana revisando esculturas de piedra mientras evocábamos tiempos y lugares pasados.
Mi reencuentro con el Dr, Baudez se dio a partir de la visita de investigación que hice al nuevo y radiante Musee du quai Branly, el heredero del Musée de l’Homme, el museo donde los franceses colocaban lo no occidental, lo de las sociedades primitivas, lo de la América indígena, Oceanía y otras partes del mundo prehistórico. A este nuevo museo habían trasladado los materiales que el Dr. Baudez había colectado en Costa Rica en los años cincuenta y sesenta.
Una de los objetivos de mi vista a los depósitos del quai Branly era revisar las “esferas de piedra” que el Dr. Baudez había encontrado en el sitio Papagayo, en Guanacaste, a finales de los años cincuenta. Era el único reporte fiable de esferas en esta parte de Costa Rica y quería verificar si realmente eran esferas como las del Diquís.
Como solicité ver los materiales recolectados por él, Fabienne de Pierrebourg, la curadora de las colecciones de América, lo invitó a venir. Él, ya mayor y jubilado, tuvo a bien compartir una mañana con nosotras.
Debo decir que fue emocionante estar junto a él en el museo. Pocas veces existe la posibilidad de que alguien que encontró algo hace casi cincuenta años te lo muestre. Normalmente son funcionarios que no tienen nada que ver con esos hallazgos quienes ponen las cosas a tu disposición. A veces te vigilan mientras tomas medidas, fotos y llenas formularios; otras veces confían en tu trabajo y te dejan hacer en paz..
Revisar el material de Papagayo con el Dr. Baudez fue muy importante para mi trabajo porque juntos decidimos que lo que él había encontrado ahí no eran esferas como las del Diquís, sino pequeñas piedras redondeadas que no habían sido talladas.
Esta era una conclusión importante porque ayudaba a acotar la distribución de las esferas de piedra y descartaba a Guanacaste-Gran Nicoya. Él estuvo de acuerdo, y hoy ya borré de la lista de sitios con esferas a Papagayo.
Descartadas las esferas de la Gran Nicoya, nos dedicamos a revisar unas pocas esculturas de piedra del Diquís y hablamos sobre ellas y otras cosas más. Así se nos fue la mañana. Nos despedimos, yo seguí con mi trabajo y quedamos en vernos de nuevo unos días después en la Maison de la Amerique latine, donde yo iba a dar una conferencia sobre las esferas de piedra del Diqúis.

Él vino a la conferencia. Estuvo ahí, quieto, con los ojos muy abiertos; preguntó, se emocionó y al final de todo nos despedimos. Dos cálidos besos; uno en cada mejilla acompañados de sonrisas y afecto. Así me despedí de él y así lo recuerdo ahora. Lo veo de espaldas, caminando por un angosto pasillo con su elegante abrigo de invierno, su boina gris y su maletín de cuero gastado.
Hoy quisiera honrar la memoria del Dr. Baudez a partir de su aporte a la arqueología del Sur de Costa Rica. Y es que quienes nos dedicamos a la arqueología de esta parte del mundo debemos reconocer que el trabajo que él y tres arqueólogas más hicieron en el delta del Diquís en 1990 ha sido un aporte fundamental para la región.
Pero, ¿por qué es importante el trabajo que coordinó el Dr. Baudez en el Diquís?
Es importante porque esta investigación sentó las bases de gran parte de lo que sabemos y protegemos hoy en el Diquís. El proyecto que él dirigió en 1990 y que culminó con un libro en 1993 –Investigaciones arqueológicas en el Delta del Diquís– ha sido fundamental para una de las zonas olvidadas de la arqueología del sur de Centroamérica en ese momento.
Desde 1949, cuando Samuel Lothrop hizo estudios en las fincas bananeras de Palmar Sur-Sierpe, nadie más había vuelto a estudiar esta parte de Costa Rica de manera sistemática.
El trabajo del equipo del Dr. Baudez generó las bases para un mejor conocimiento del principal foco de esferas precolombinas en el mundo. Además, estableció la secuencia cronológica del delta del Diquís a partir del reconocimiento arqueológico de un área cercana a las 1.050 has en las plantaciones bananeras.
La investigación combinó excavaciones estratigráficas, análisis tipológicos de la cerámica y fechamientos absolutos de Carbono 14. Esto no se había hecho antes en el delta.
La prospección de Baudez y su equipo de arqueólogas mostró que los restos arqueológicos se distribuían en un área cercana a las 900 has. entre Palmar Sur-Sierpe e identificaron distintos focos de ocupación. Ubicaron los restos en un lapso cronológico desde el 300 d. C. hasta 1500 d. C. con un pico de ocupaciones entre 800 y 1200 d. C.. Con estos resultados, lo que Doris Stone y Lothrop documentaron en el delta del Diquís en los años cuarenta adquirió un nuevo sentido tanto a nivel cronológico como espacial.

Por otra parte, uno de los resultados más importantes de la prospección del equipo de Baudez fue el hallazgo de cinco esferas monumentales agrupadas en su lugar original en Finca 6; éstas son las únicas que se conservan de esta manera en la actualidad.

Otro resultado fue la constatación de que gran parte de las esferas registradas por Stone y Lothrop habían desaparecido o estaban desplazadas. No obstante, mostraron que los vestigios arqueológicos del delta, a pesar de las múltiples alteraciones, poseían un gran potencial de investigación.
Con el paso del tiempo he logrado comprender el valioso y fundamental aporte del proyecto que coordinó el Dr. Baudez. Por suerte, pude decírselo. Le gustó y sonrió muy feliz cuando escuchó mis palabras.
Hoy que ya se ha ido, soy yo quien me alegro de haberle dicho cuán importante fue su trabajo.
Referencias:
Baudez, Claude-François, Nathalie Borgnino, Sophie Laligant, et Valérie Lauthelin, 1993 – Investigaciones Arqueológicas en el delta del Diquís. 160 pp. ill. CEMCA Mexico/DRCSTE San José de Costa Rica.
Enlaces de interés:
http://mexiqueancien.blogspot.mx/2013/07/disparition-de-claude-baudez.html
2 respuestas a “Claude Baudez y la arqueología del Diquís”
Bello artículo. La ciencia auténtica, tiene que estar ligada a la emoción y a la espiritualidad. Es lo que pienso. Por eso disfruté esta historia, tan llena de sentimientos e información valiosa.
Gracias mi querida Ifigenia.
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Que bueno que es reconocer la importancia del trabajo de otros
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