El año pasado visité una extraña y hermosísima exposición en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que trataba sobre el cine fantástico. Metamorfosis se llamaba la exposición y mostraba gran cantidad de objetos, vídeos, textos y otros materiales relacionadas con cuatro extraordinarios creadores de mundos irreales.

Hoy me he encontrado con una foto que tomé mientras hacía el recorrido por la exhibición. No recuerdo cuál de los creadores –Starewitch, Švankmajer o alguno de los hermanos Quay– escribió lo que se transcribe en el texto:
Me gustó como empezaba: «…los objetos siempre han estado más vivos que las personas. Y es que la memoria de los objetos es mas larga que la memoria humana, que está limitada por la mortalidad…».

No he podido pasar por alto esto otro: «Me gustan las cosas viejas, no porque sean viejas, sino porque fueron testigos de emociones, situaciones y actos de personas cuando éstas se encontraban bajo tensión emocional. Tocándolos, las personas cargaron los objetos de emoción.»

Es curioso esto del mundo de las emociones, de los sentidos, de sentir la presencia humana en el mundo material. Muchos de los que hemos estudiado Arqueología olvidamos esas manos, esa gente, esas emociones y actos vitales, y sólo vemos materia social sin alma. Huyendo de ser seres emocionales, de involucrarnos con eso que llamamos «el objeto de estudio«, olvidamos eso otro que sí perciben quienes no tienen la obligación de justificarse bajo el manto de la ciencia objetiva.
De vez en cuando yo me dejo llevar y me pongo a pensar emocionalmente y le pregunto ciertas cosas a los objetos que estudio. No sé si es por falta de rigor, por la libertad que me doy, o por autoengaño, pero encuentro respuestas interesantes. También veo muchas cosas que no vería si no mirara emocionalmente.

A veces hay que mover las cosas, sacudirlas, darles vuelta y dejar de contar y medir. Por ahí siempre habrá una cicatriz, un golpe oculto, unos rasgos no trazados, o unas manos maravillosas que hicieron, cuidaron y usaron esas cosas. También brotará la violencia de los golpes, el deseo de romper y olvidar. Puede que también se vea el deseo de transformar, de reutilizar, de reinventar, de recordar. Sea lo que sea ahí estará la memoria de quienes formaron parte de la vidas de esas cosas, de esos objetos.

2 respuestas a “Objetos rebeldes”
Me encantan las emociones acá expresadas, me parecen poseía!!! Gracias a Todos,
Erick Chaves
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[…] -El nombre del documental fue algo que desde la primera versión no cambió y que era un poco el corazón de lo que yo me estaba acercando y es como esta relación emocional que tenemos con los objetos, no solamente arqueológicos porque en realidad todos tenemos objetos especiales que guardan memorias y a veces pueden ser cosas insignificantes que no tienen un valor económico, pero que tienen un valor emocional. El nombre viene de un texto del blog de Ifigenia Quintanilla. […]
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