Hace unas semanas escuché a la antropóloga Carmen Murillo decir que el patrimonio no es lo que nombran o identifican los funcionarios de la cultura. Explicaba que el patrimonio es lo que la gente identifica como propio, como algo que le pertenece y que es a la gente a la que hay que escuchar para identificar, proteger y poner en valor eso que llamamos patrimonio cultural.
Muchas veces escuchamos algo y luego ese algo retorna ante una imagen o un recuerdo. Recordé lo que Carmen dijo mientras pensaba en una piedra que siempre he querido estudiar. Es una piedra que llaman «mano de tigre» y que está a la orilla de la carretera que va de Térraba a Boruca, allá en el Sur de Costa Rica.

La piedra «mano de tigre» pasa desapercibida para cualquiera que no sea indígena. Es una piedra relativamente grande, está sola en el camino y no parece haber sido modificada por la acción humana. Sin embargo, esta roca tiene un gran significado para la gente de Térraba y la de Boruca, dos pueblos indígenas distintos étnicamente que han compartido espacio territorial en los últimos 300 años.

La piedra «mano de tigre» conserva la huella de un tigre. Esta huella no sabemos si fue tallada o si se formó por causas naturales. Lo importante es que las concavidades que conserva han sido interpretadas y dotadas de sentido por dos comunidades indígenas. Por lo tanto tiene un significado especial para ellos en términos de sus identidades y de sus memorias.
Esta piedra constituye un límite territorial no explícito entre Térrabas y Borucas. Estos pueblos han tenido sus diferencias durante los siglos que han tenido que compartir territorio por obligación colonial. Han tenido conflictos, han intercambiado cosas, se han casado entre ellos y han sufrido de la misma manera un proceso violento de colonización occidental. En todo esto hay una piedra que los une, que ambos pueblos reconocen, a pesar de que podría ser una piedra más a la orilla de una carretera.
Mientras escribía este texto leí en Facebook un comentario de Melvin Kamel González Rojas, un gran pintor y movilizador cultural boruca. Ponía Kamel un texto con una foto.

Dice Kamel: «Piedra llamada MAMRAN. En este lugar hacía su aparición el espíritu del agua Di^Sujcra a veces como hombre a veces como nutria y a veces como espíritu, nutria y hombre. Aki nace la historia de las MAMRAN hijas del Di^Sujcra. Mitos de nuestro pueblo brunkajc de tiempos precolombinos«.
Es bonito que las piedras tengan nombres. Esto les da identidad, las humaniza y las hace diferentes. Si además de nombre tienen historias y son parte de la memoria pues mucho mejor aun. Son piedras naturales con valor social y eso las convierte en algo muy importante.
Con el ejemplo de estas dos piedras naturales con nombre propio, quisiera volver a lo que planteaba Carmen.
El patrimonio no solo son los bailes, las tradiciones gastronómicas o artesanales, o los objetos que los atestiguan. El patrimonio de un pueblo, además de eso, tiene como base su territorio y el territorio tiene nombres, lugares, piedras, montañas, ríos, cuevas, cielo, estrellas…
Cuidar todo lo que tenga significado social, cultural e histórico -no solo los objetos- debería de ser una tarea fundamental de quienes se ocupan de los temas patrimoniales. Es necesario volver los ojos al territorio, no solo para buscar atractivos turísticos y desarrollar el etnoturismo como se plantea para los pueblos indígenas, sino para revalorizarlo y para que la gente se reconozca y se reconstruya como parte de un pueblo con historia.
10 respuestas a “Piedras con nombre propio”
Muy cierto, muy cierto. No debemos, ni podemos, desestimar lo simbólico. Muchos saludos a Carmen la próxima vez que la veás.
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Hice una breve recopilación de historias de sitios espirituales e históricos en Térraba. La mano de tigre es uno de ellos, esto fue para mi tesis de maestría.
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Se los dare, Sergio.
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Gracias por este artículo Ifigenia, tiene una perspectiva clave para la preservación del patrimonio que es la implicación de las comunidades en el cuidado de su patrimonio y la apropiación de este como parte de sus bienes culturales y de su historia.
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Gracias por el articulo, al leer algo que mencionas y cito literal «Que las piedras tengan nombre. Esto les da identidad, las humaniza y las hace diferentes.» me hace reflexionar en el nombre de la Piedra de Aserri, por que la piedra lleva el nombre del pueblo, puedo haber sido cualquier otro nombre, que la hace merecedora de ese nombre, por que el pueblo la reconoce como suya.
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Excelente articulo,me encantó
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Muy interesante y totalmene de acuerdo con Carmen y con vos sobre la conceptualización de patrimonio cultural. A replantear términos y conceptos entonces, y a participar a los pueblos de manera directa para lograrlo.
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Cuando conocí Bioley en la zona sur, dentro de una finca nos enseñaron una piedra de gran tamaño, calculo que como dos metros de altura, para subirla utilizamos una escalera de madera, y encima de ella estaba dibujado un mapa. Nos contaron que en esa zona había otra piedra tallada con otro mapa y que lo que se especulaba era que fue realizado por indígenas como guía de ruta.
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Muy oportuna y apropiada llamada d atencion sobre lAmplituDel concepto d patrimonio cultural. Solo qisierAgregar la diversidad biologik a dicho patrimonio pues confiere vidAl contexto geografico y geologico constituye 1nexo efectivo entrEl ser humano y su medio ambiente.
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Muchas gracias por su amable comentario.
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