Los museos de carácter «nacional» normalmente son aburridos, sus montajes museográficos son obsoletos y carecen de contenido didáctico dinámico y atrapante. Así es el Museo Nacional de Costa Rica. No es una excepción a la regla. Y eso pude comprobarlo el sábado pasado cuando acompañé a unos amigos catalanes que están de visita en Costa Rica y les hice de «guía» por el Museo.
Mis amigos iban ilusionados por hacer el recorrido de las salas de exhibición del Museo con una arqueóloga local. Esperaban tener su primer acercamiento a las esferas de piedra precolombinas en el «templo del pasado«, donde estarían entronizadas como algunas de las mayores obras de la creación indígena anteriores a la conquista española. Yo, por mi parte, quería mostrárselas antes de que se fueran para el Pacífico Sur a conocer el territorio al que pertenecen.
Las esferas tienen su espacio en el Museo, pero al igual que los otros objetos exhibidos, están ahí ,pero no dicen nada, o muy poco. Como pasa en muchos museos de este tipo son parte del decorado de la exhibición. Un decorado donde los objetos están exhibidos principalmente por su valor estético , o por su rareza, aunque estén situados de acuerdo a esquemas cronológicos.

Si echamos una ojeada superficial a las esferas que exhibe el Museo Nacional, se podría decir que predominan los ejemplares “imperfectos“, poco simétricos y de acabados irregulares. Algunas de las esferas presentan el “problema” de haber sido fabricadas en rocas de calidad dudosa, mientras que otras “pecan” por esconder detalles muy interesantes como figuras grabadas o huellas de los distintos momentos de fabricación.
En el caso de la esfera “central” de la sala de arqueología –la de la foto superior- llama la atención que sea un ejemplar con grietas y fisuras. Es un claro ejemplo de una esfera “con problemas” que fue fabricada en un bloque de piedra defectuoso. Tampoco tiene la textura fina y lustrosa de otras esferas. Tiene un tamaño atractivo para ejemplificar el volumen promedio de las esferas, pero sus otros atributos la muestran “defectuosa” y “poco ejemplarizante“.
Es llamativo que la esfera que antes estaba en este mismo lugar – quizá una de las más perfectas en cuanto a forma, acabado y solidez – ahora se exhiba en el Museo de Quai Branly en Francia, gracias a un préstamo del gobierno de Costa Rica. Y eso…me pone un poco celosa, aunque según algunos debería estar orgullosa.
¿Es incorrecto pensar que los franceses y sus visitantes tienen acceso a uno de los más bellos ejemplares de esferas de piedra y que la gente de Costa Rica y los turistas que visitan el Museo Nacional no pueden ver uno así? Yo creo que no.

Un detalle significativo es que tal y como están mostradas las esferas en el Museo nadie podría pensar que este país está promoviendo que un conjunto de sitios arqueológicos con esferas sea declarado como patrimonio mundial ante la UNESCO.
Salvo que el visitante haya leído, o estudiado antes de la visita, con la información que las acompaña, tampoco se podría saber que son un caso de escultura singular a nivel mundial, no sólo por la forma y volumen sino también por el contexto social y tecnológico en que fueron fabricadas y usadas.

Mis amigos catalanes están ahora en Corcovado y dentro de unos días pasarán por Palmar Sur y podrán ver las esferas del parque. No sé si irán a Finca 6 o a otros sitios arqueológicos con esferas. Creo que no se apasionaron con el tema. Con lo que vieron en el Museo Nacional ya sacaron sus conclusiones, y eso me preocupa.
Una respuesta a “Esferas imperfectas en el Museo Nacional de Costa Rica”
Ifigenia, comparto tu preocupación aunque la mía es con respecto a la esfera que está en préstamo en el Musée du quai Branly en París. La manera en que la tienen expuesta desde los inicios del préstamo, en la sala de entrada al museo, reposa sobre una suerte de como seis cajas de madera contra enchapada marrón brillante que chocan visualmente con la elegancia de la esfera. Y también hay que tomar en consideración que la iluminación, un solo bombillo fijo hacia el centro frontal de la pieza (que está debajo de una rampa !) precisamente donde la misma presenta un agujero de manera evidente y sobresaliente. En otras palabras, la persona que la observa irremediablemente concentra su mirada en ése agujero. Y más aún, sospecho que la pequeña información que se tiene de la misma, en una pared a la derecha de la esfera y como a dos metros metros de la misma, dificultan la información que ese objeto maravilloso tiene. Yo intenté averiguar con algunas personas del museo y la respuesta que obtuve es que en sus salas no se puede mover nada si el Arquitecto que hizo el museo, Jean Nouel, no lo autoriza. Considero que este pequeño pero significativo detalle debería tomarlo en consideración el Museo Nacional. Un atento saludo.
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