Una de las preguntas más habituales acerca de las esferas de piedra precolombinas se refiere al número de ejemplares que se han inventariado. En realidad, esta pregunta se puede dividir en dos: ¿Cuántas fueron fabricadas en tiempos precolombinos? y ¿Cuántas conocemos hoy día?
Para la primera no hay una respuesta en este momento, ya que la región donde se localizan los sitios arqueológicos con esferas –Pacífico Sur de Costa Rica- no ha sido estudiada exhaustivamente. Su arqueología es fragmentaria y las excavaciones en gran escala han sido muy escasas. Por otra parte, ha habido gran destrucción de sitios arqueológicos completos o parcialmente. En los que había esferas se perdió la información, ya que no hubo ningún tipo de registro o documentación. Es por eso que hoy tenemos un rompecabezas con muchas piezas desaparecidas; los principales vestigios son las mismas esferas, aunque la mayoría de ellas son anónimas, sin datos de familia ni origen, salvo de que provienen del Sur del país.

Lo anterior no quiere decir, en absoluto, que no tengan valor; al contrario. Todavía tienen mucho que decir y los más importante es que lo poco que se conserva en su lugar original cobra un valor especial, ya que lo que fue nunca más será y lo que hay es un tesoro único e invaluable.
Con respecto a la segunda pregunta -¿cuántas se conocen?- a continuación se presenta un breve recorrido de lo que se ha hecho en términos de inventarios.
El primer listado de esferas lo hizo Samuel K. Lothrop a finales de la década de 1940, cuando estuvo en el Delta del Diquís llevando a cabo estudios arqueológicos. Lothrop publicó un libro en 1963 donde aporta información sobre 50 esferas halladas en las fincas bananeras de Palmar Sur-Sierpe. Además, hizo una lista con otras 136 ubicadas en otras partes de la región, basándose en información que recopiló entre distintos informantes, pero que no confirmó personalmente.
La información que aportó Lothrop es muy importante porque él, al igual que Doris Stone, conocieron los sitios más importantes con esferas cuando aun no se había construido la carretera Interamericana ( a partir de ésta se inició el expolio y el traslado de muchas de ellas) y cuando estaba en proceso el desmonte de buena parte del Sur del país; proceso que iba dejando al descubierto diversos sitios arqueológicos.
Después de la publicación de Lothrop pasaron casi 40 años en los que hubo registros puntuales de esferas pero no listados ni inventarios. En 1991, cuando yo era funcionaria del Museo Nacional de Costa Rica y llevé a cabo una prospección en el Delta del Diquís y sus montañas circundantes (Serranías de Osa y Cordillera Costeña), empecé a encontrar sitios arqueológicos con esferas. Aunque no era el objetivo inicial del proyecto (Hombre y ambiente en el Delta de Sierpe-Térraba), el hallazgo de esferas en 11 de los 57 sitios registrados, aunado a la gran cantidad de esferas removidas que se encontraban en distintos puntos de la región, me llevó a iniciar un inventario para el que diseñé un formulario.
Entre 1992 y 1998, año en que dejé mi cargo en el Museo Nacional, mantuve ese inventario, el cual se enriqueció con la ayuda de distintos colaboradores. En 1998 el inventario tenía 110 esferas que se localizaban en la región Sur, especialmente en los cantones de Osa, Buenos Aires y Pérez Zeledón.
Posteriormente, al iniciar mis estudios de doctorado en la Universitat Autònoma de Barcelona retomé el inventario de esferas para mi trabajo de especialización profesional (Las esferas de piedra del Pacífico Sur de Costa Rica: descifrando el “enigma” desde la arqueología) presentado en el 2004. Era un inventario dirigido tanto a ubicar como a describir las principales características de las esferas con fines de investigación. Mi trabajo concluyó con el inventario de 186 esferas que fueron la base de mis análisis.

Entre el 2005 y el 2008, la Auditoría Interna del Museo Nacional de Costa Rica llevó a cabo un inventario de esferas localizadas fuera de las instalaciones de la institución. Este inventario lo hizo la Auditoría con el fin de conocer cuántas esferas había, dónde estaban y en que condición. Lo hizo en coordinación con el Departamento de Protección del Patrimonio Cultura de la misma institución, departamento que a su vez tiene bajo su responsabilidad el Registro Público del Patrimonio Nacional Arqueológico, según la ley 6703 (Ley de Patrimonio Nacional Arqueológico).
En el último informe de Auditoría del 2008 (A.I. 002-2008-Inf) se presenta un listado ilustrado de 151 esferas registradas en distintos cantones de la región Sur: Pérez Zeledón, Buenos Aires, Osa, Golfito y Coto Brus. No se incluyeron las esferas ubicadas en residencias privadas o localizadas en instituciones públicas del Valle Central.
A la fecha el trabajo de la Auditoría Interna del MNCR constituye un importante e innovador esfuerzo a la vez que constituye una herramienta legal, ya que todo lo que fue inventariado figura como bien del estado. Esto es muy importante, ya que obliga tomar una serie de acciones en términos de la tenencia de este patrimonio.
En el 2007, cuando preparé el texto y la documentación para mi libro Esferas Precolombinas de Costa Rica que publicó la Fundación Museos del Banco Central de Costa Rica, actualicé la base de datos de mi inventario. Para el libro trabajé con un inventario de 210 esferas.
Como parte de mi tesis doctoral dedicada al estudio del conjunto escultórico de la Gran Chiriquí, reinicié mi propio inventario de esferas que al mes de mayo del 2012 suma 290. Aquí se incluyen todos los casos conocidos, los publicados en libros, los ubicados fuera del país y lo que están guardados en depósitos de varios museos nacionales, especialmente del Museo Nacional de Costa Rica.
Todavía no se ha llevado a cabo un inventario de las esferas que se encuentran dispersas en el Valle Central ni en otras partes del país. Asimismo, el aumento de investigaciones arqueológicas en la región Sur está generando nuevos hallazgos de esferas, tanto por parte del Museo Nacional de Costa Rica como del ICE y otras instituciones como parte de estudios de impacto arqueológico.

En conclusión, el dato mas concreto que hay en este momento en términos de ejemplares inventariados (medidos, descritos, fotografiados, ubicados geográficamente, entre otras variables) da un resultado de 290 esferas. Si se incluyeran las esferas removidas ubicadas en el Valle Central quizá el número sea superior a los 350 ejemplares. Lo que depare la investigación en sitios sin alterar será una sorpresa, sea para incrementar el número o para constatar que estos objetos son finitos, que lo que tenemos es lo que hay y que es con esto con lo que tenemos que trabajar.
7 respuestas a “¿Cuántas esferas se conocen?”
Estupendo trabajo de investigación ! Felicitaciones !
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Gracias, Carlos.
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Hola Ifigenia. Excelente este post. Por mi casa en Villa Ligia de Pérez Zeledón, hay un par de esferas en la acera de una vivienda y siempre me ha generado inquietud saber cómo llegaron ahí y más aun si la gente sabe realmete algo sobre ellas o son utilizadas como «simple adorno». Definitivamente este tema es extremadamente amplio e inacabable. Felicidades por su trabajo!!!
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Muchas gracias, Laura. Es cierto: este es un tema amplio, inacabable, pero apasionante, no? Con respecto a las esferas que hay en Pérez Zeledón es importante saber que no todas vienen del cantón de Osa. Al contrario, muchas vienen de Buenos Aires y de otros lugares de PZ. Las tienen principalmente familias dedicadas al comercio de la madera (madereros) que aprovecharon la maquinaria pesada que tenían o alquilaban para transportarlas desde las fincas donde estaban talando el bosque.Esto fue en los años 60´s, 70´s y principios de los 80´s del siglo pasado. Muchos se apropiaron de ellas y las exhiben en sus casas. En unos casos están bien cuidadas; en otros da pena.
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Claro coincido en que es apasionante!!!! Y me recuerda mis tiempos de juventud cuando entre mis opciones estaba ser arqueóloga….
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Y… cuando se van a recuperar esas piedras que estan ubicadas en viviendas como Pérez Zeledón, otras en el antiguo cine Victoria, Palmar Norte, en una modesta casa ubicada en Paraiso de Cartago y varios lugares en el país… Saludos Pini
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Hola Carlos:
La tarea de recuperar las esferas que andan dispersas y en manos privadas es responsabilidad del Museo Nacional. Ojalá que si se decide recogerlas sea con un plan, con una estrategia y no para colocarlas en «cementerios de esferas». LO que ya ha sido movido debe ser usado para revitalizar los parques y los espacios públicos del Sur, para embellecer los lugares degradados. Par mí el parque de Palmar Sur es el gran ejemplo. Con las más de 150 esferas dispersas se podrían hacer muchas cosas, pero bueno … eso le toca a otros.
Muchos saludos.
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